FERDYDURKE: LA ACTUALIZACIÓN DE LA OBRA MAESTRA, Łukasz Garbal

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FERDYDURKE: LA ACTUALIZACIÓN DE LA OBRA MAESTRA

Łukasz Garbal


Traducción: Anna Araszkiewicz

Gombrowicz, en su reacción a críticas desfavorables, se pone a escribir Ferdydurke: esta es la opinión que ha permanecido en la leyenda de Gombrowicz, creada por el mismo autor en su Testamento.1 Esta leyenda en gran medida coincide con la verdad, o aun más: las reacciones de los lectores influían directamente en el contenido de la novela, la recepción influía en la edición, por lo menos en polaco (Garbal, 2010). En mi libro, donde analicé esta cuestión, intenté encontrar otra fuente de información que no fuera el mismo Gombrowicz y que pudiera dar versiones que se alejaran de los hechos reales: o por la pasión por la autocreación, tan característica en él, o por la simple falta de memoria (por ejemplo, el constante error en datar, por su parte, su propia obra, Yvonne, princesa de Borgoña). Busqué respuesta en la comparación de los textos. Este análisis fue posible con las ediciones de Ferdydurke en polaco, ya que en este idioma existen dos ediciones de la novela. La primera de ellas es la edición de 1937, la otra apareció diecinueve años más tarde (1956). En la segunda, el autor incluyó cambios en comparación con la primera edición (en la colección del Museo de Literatura se encuentra la corrección de autor de esta edición).2 Aun más: también existen textos que constituyen un vínculo entre la primera obra de Gombrowicz –la colección de historias cortas Memorias del tiempo de la inmadurez– y la versión final de la primera edición. Estos textos son, en particular:

  • La versión original de “Filimor forrado de niño”, en el texto titulado “El mecanismo de la vida” (Gombrowicz, 1935a: 10), en vez de –como aparece después– “Campesino de París” aparecía el “Campesino de Vilna”. 

  • “Tośka” (Gombrowicz, 1935b: 8 y 1935c: 556-557), publicado en dos fragmentos, que constituía la versión original de Ferdydurke. 

  • Fragmentos de Ferdydurke publicados en la prensa (Gombrowicz, 1935d; 1935e; 1936a; 1936b y 1937: 4). 

  • Críticas. 

  • Cartas (“Algunos fragmentos de sus cartas se podrían incluir en las primeras 
páginas de Ferdy. Son como sacados de allí”, escribía su amigo escolar, Kępiński, 
1974: 213). 


Gracias a la presencia de estos textos es posible reconstruir la historia de la creación de Ferdydurke, sin creer del todo en los recuerdos del autor, tampoco rechazándolos a priori. Se trata de confrontar estos textos.
En el caso de las ediciones polacas de Ferdydurke podemos probar el hecho de una tendencia continua del autor a introducir modificaciones, ya que disponemos de fragmentos impresos de la novela. Esta tendencia la defino como la actualización.

Concepto de actualización de una obra literaria3

Fue Wolfgang Iser quien definió este proceso de lectura como “actualización” (Iser, 2006: 74). Recordando que uno de los lectores es el mismo autor –¡un lector específico, ya que tiene la posibilidad de cambiar el texto de la obra!– se puede entender la actualización del texto literario como un tipo de cambio por parte del autor en el texto, efectuado bajo la influencia del paso del tiempo o de un nuevo grupo de lectores, de manera que permita mantener más bien las ideas que construyen la obra que las formulaciones concretas. En otras palabras, el escritor actualiza su obra cuando realiza su adaptación a un definido y modificado grupo de lectores. Cambia el lector virtual, cambian las alusiones, la conciencia general circula por otros caminos: el autor efectúa la actualización de su obra, por ejemplo, modernizando el lenguaje, así como modificando las situaciones que describe. Muy a menudo se somete a actualizaciones un texto considerado “obra maestra”, aunque de manera parecida se tratan los manuscritos que siguen sin ser publicados.

Creo que Ferdydurke se considera precisamente una “obra en progreso”, un texto sometido a actualizaciones (adaptadas a un contexto actual, también extraliterario, por ejemplo, político), una obra que el autor adaptaba a las circunstancias actuales, un texto actualizado bajo la influencia de las polémicas.
Actualmente estas polémicas nos pueden resultar poco legibles; a veces las podemos ver allí donde no estaban y, en cambio, no percibir referencias en aquella época evidentes. Michel Foucault observó que la recepción de un discurso no tiene por qué ser idéntico a su recepción en las épocas anteriores (Foucault, 1998). De un lado, cambia el estilo de los que escriben, de otro, cambia el convencionalismo (Marzec, 2002: 43), el modo de leer.
Lotman escribió sobre esta situación:

Estudiamos la literatura, leemos libros (…) (pero) al mismo tiempo en gran medida los actos de los protagonistas nos resultan completamente incomprensibles o –lo que es aún peor– se entienden de una manera incorrecta, no del todo. (Lotman, 1999: 9)

Para poder entenderlos es necesario entrar en el contexto de la época en la que fue creada la obra. El semiólogo ruso escribía:

Para poder entender el s e n t i d o de la actuación de personas vivas y protagonistas literarios del pasado, es necesario conocer su cultura: su vida habitual y corriente, sus costumbres, su concepto del mundo, etcétera. (Lotman, 1999: 9)

Esta observación se refiere asimismo a las maneras de recepción de una obra de arte, porque “aunque hubiera podido ser enorme la influencia de la novela de Goethe, esta habría podido tener su papel solo porque expresaba las ideas que flotaban en el aire” (Lotman, 1999: 9). Esto decía Lotman sobre los motivos del éxito de Las desventuras del joven Werther.

De ahí, al escribir sobre Ferdydurke, no se puede omitir el contexto de su creación. Comparando los textos periodísticos de Gombrowicz de aquel tiempo con los fragmentos de Ferdydurke, con facilidad notaremos la semejanza, tanto de la argumentación como del estilo, o, incluso, ¡el traslado de frases enteras de los folletines a la novela! De hecho, la primera edición polaca de Ferdydurke constituyó una polémica de Gombrowicz con la realidad que le rodeaba. Creo que procuraba a que esta polémica no se volviera después una reliquia del museo, elaborada de nuevas circunstancias. Por lo tanto, adaptaba su contenido a nuevos lectores, también bajo la influencia de sus reacciones (en cartas privadas, como las de Schulz, o en las críticas).

Una de las razones del duradero arraigo de Ferdydurke en la cultura polaca fue su actualidad polémica, tanto en los tiempos de la creación de la primera edición como veinte años más tarde. Este hecho resultó, asimismo, de la estrategia del autor que modificaba la obra de manera que fuera más actual y contemporánea posible, y que trataba de adaptarse al contexto del lector. Desde luego, este es el motivo por el que esta novela provocaba –y sigue provocando hasta hoy en día– fuertes polémicas, también políticas. Esta es una de las paradojas gombrowiczianas: su obra maestra es, de definición, siempre actual, pero Gombrowicz con perseverancia se esforzaba sumergir Ferdydurke en las circunstancias lo más contemporáneas para un lector dado, al menos un lector polaco. Me estoy preguntando en qué medida esta tendencia de actualizar Ferdydurke por parte de Gombrowicz esté presente en la edición argentina de la novela. Debe observarse que en Polonia, a pesar de algunas lecturas escolares de Ferdydurke, en la edición de 1956 Gombrowicz tacha el término belfer (maestro) que intuía como anticuado. En la primera edición trazaba los tiempos que le eran contemporáneos, presentando la excursión de Pepe con Polilla al campo, cuando del centro de Varsovia se alejan por la calle Grójecka (“En cada carro un campesino o un judío –campesino urbano o judío campestre–, no se sabe cuál es mejor” [Ferdydurke: 237]).4 Allí, “Los pañales se secan en las ventanas. La radio charla sin cesar, arde la instrucción pública…” (237), la sociedad está buscando “modelo de postura” (“Los propietarios de las tiendas coloniales se deleitan con la descripción de la vida de la clase alta, encontrada en un periódico barato” [238], quienes quieren darles “decenas de concepcionalistas, doctrinarios, demagogos y agitadores” [238]). El deseo de la vida fuera del trabajo (el signo del tiempo es el eslogan del Partido Socialista Polaco, “8 horas de trabajo, 8 horas de dormir, 8 horas de descanso”) lo satisfacen con un entretenimiento barato: la radio, el periódico, el cine: “Emocionados por la noche de ayer con Marlene Dietrich” (238). El ejemplo para los jóvenes es Ginger Rogers y Fred Astaire (descripción del cuarto de la colegiala [181, 183]), el atributo inseparable del joven que sigue la moda es algún elemento del traje deportivo (¡el papel del deporte!), por ejemplo, “zapatilla de tenis” de Zuta Juventona (192), y la clase intelectual se jacta de su “higiene cotidiana y su ostentación en visitar el baño, hasta ahora ocultado” (158), al que la Juventona “iba con una especie de devoción, en nombre de la santa naturalidad y sencillez, y en nombre de la higiene matinal y racional. Antes de entrar en el baño se apartó por un momento, con la frente erguida, hacia el retrete” (196).

Las señales de contemporaneidad presentes en Ferdydurke están marcadas con una polémica pero, al mismo tiempo, en la novela no existen fórmulas bien elaboradas ni propuestas de soluciones.
¿Fueron estas señales de contemporaneidad observables, por ejemplo, en la imagen de la excursión por la ciudad, adaptadas al lector argentino del 1947? ¿En qué medida eran polémicos los personajes de los Juventones y de Pimko?
Ferdydurke es una polémica en la que encontramos tanto la continuación de las polémicas anteriores como los inicios de las sucesivas.
“Filifor forrado de niño” provenía de “Jerónimo Humildad”; la “doctora de Wilcza” se convirtió en la “tía cultural”. El traspaso de los motivos de los folletines y polémicas a la novela (Garbal, 2010). Por ejemplo, en el “Prefacio al Filifor forrado de niño”, leemos:

Vuestra situación es falsa y, siendo falsa, tiene que engendrar frutos amargos, y ya dentro de vuestro gremio crece el mutuo desdén, la desestimación y la malicia; cada uno desprecia al otro y, además, a sí mismo; sois una hermandad de autodesprecio: al final, os desestimaréis a muerte. ¿En qué, pues, consiste la situación del escritor secundario, sino en un solo, gran repudiamiento? (Ferdydurke: 91)

Las aquí citadas frases de Gombrowicz nos dan la sensación de ser conocidas de alguna parte. De hecho, esta perspectiva crítico-literaria, sorprendente en la Polonia de antes de la Segunda Guerra, cercana a la reader-response theory de los representantes de la ciencia de la literatura contemporáneos (Bloom, Fish), no apareció en Ferdydurke sin previo aviso. Poco después de publicarse Memorias del tiempo de la inmadurez, Gombrowicz publica un texto de carácter de folletín que podemos interpretar como el primer acercamiento a la temática presente en el “Prefacio al Filifor forrado de niño”. Este texto es “Del diario privado de Jerónimo Humildad”. Gombrowicz, ya en el primer texto de carácter de folletín conocido por los investigadores (un texto que rozaba la crítica),5 entra en el meollo de la cuestión que sería el hilo conductor de toda su obra: el tema de las relaciones interhumanas. La comparación del folletín de 1935 y del capítulo de la novela de 1937 demuestra rasgos característicos en común de estos dos textos: la autotemática, el autobiografismo, el polemismo, la presentación de la situación del artista en el mundo. La situación de Humildad consiste “en un gran repudiamiento”, así que es un “escritor secundario”:

Justo hoy he sabido que rechazaron mi folletín “Hombre-animal”. Han dicho: un pensamiento razonable, pero mal escrito. Ha dolido un poco, tal vez. ¡A mí, a mí me rechazan el folletín en un periódico! Embarazado del dolor, necesito parir las lágrimas. Pero, ¿yo mismo no sabía que estaba mal escrito? ¿No me agobiaba cada una de sus palabras? ¿Por qué entonces uno sin ser tonto, cuando le viene escribir, resulta tonto?6

Observemos que en este texto aparece una formulación que después, transformada, encontramos en Ferdydurke: “Embarazado del dolor, necesito parir las lágrimas”: Humildad está forrado de dolor y da a luz a las lágrimas. Esta valoración desaparecería en la novela: Gombrowicz acepta que uno puede ser un “escritor secundario” y que no es motivo de vergüenza o dolor. La inmadurez de un niño es natural, no despierta vergüenza: así que Filifor y Filimor no estaban forrados de dolor, sino de niño.

Humildad requiere sinceridad en cada situación:

… ¿por qué, pregunto, en total, en la vida pública uno es diferente que en su vida privada? Una y la misma persona cambia completamente pasando del dormitorio al salón, y del salón al despacho de trabajo. Es distinta cuando se rasca detrás de la oreja y distinta cuando escribe un verso; distinta cuando expone su juicio sobre el decaimiento moral y distinta cuando se come su filete con patatas.

La imagen de falseamiento de la realidad, esta “exposición de juicios sobre el decaimiento moral comiendo sopa de patata y chuleta” volvería en Ferdydurke en la satírica descripción del comportamiento de los Juventones:

–Sírvete, Víctor, la sal –dijo alcanzando la sal al marido, en el tono de una fiel y verdadera compañera y lectora de Wells, y añadió, con la mirada fijada un poco en el futuro, un poco en el espacio, con acento de rebeldía humanitaria del individuo humano que lucha contra la infamia del mal social, de la injusticia y del abuso–.

–La pena de muerte es un anacronismo.
Y entonces Juventón, aquel europeo (sic!), ingeniero y consciente urbanista que había estudiado en París y de allí trajo su toque europeo negruzco en su modo de vestir negligente, en zapatos amarillos trenzados (sic!), nuevos, que se destacaban mucho en él, con el cuello de la camisa a la manera de Słowacki y con gafas de pasta, carente de prejuicios, pacifista vigoroso y admirador de la científica organización del trabajo, con chistes y anécdotas científicas y con chistes de cabaret, dijo, tomando la sal:
–Gracias, Juana. –Luego añadió con voz de un consciente pacifista, pero con una pizca de estudiante de la politécnica–: En Brasil hunden barriles enteros de sal mientras aquí un gramo vale 6 céntimos. ¡Políticos! Nosotros, los profesionales. La reorganización del mundo. La Liga de las Naciones (sic!).

Muchas de las polémicas de Gombrowicz con los críticos (incluidas dos primeras discusiones programáticas al margen de las reflexiones sobre el estilo de Zofia Nałkowska y “el debate sobre la doctora de Wilcza”) se desarrollaban simultáneamente con trabajo dedicado a escribir Ferdydurke. El traspaso de los temas de las discusiones mantenidas al contenido de la novela era, tal vez, comprensible desde el punto de vista psicológico: el escritor no podía encerrar la novela que estaba escribiendo en un tarro que protegiera su contenido contra la influencia de los acontecimientos actuales, no podía “dejar en el umbral de la novela” estas emociones que sentía en el curso de las polémicas. No obstante, esto podía ser una estrategia consciente del escritor, en particular como en el caso de Gombrowicz.7

Una de estas polémicas la encontramos en las cartas intercambiadas por Gombrowicz (1936c) y Schulz (1936). La lectura de estos textos (dos de Gombrowicz, uno de Schulz) la terminamos con la sensación de mirar a hurtadillas la creación de Ferdydurke. La “doctora de Wilcza” se transforma en la “tía cultural”, en la polémica aparecen algunas palabras clave, luego utilizadas en la novela (tales como “verdor”, “muslo”, “pantaloncitos cortos”, que en Ferdydurke “empequeñecerían” al “moderno” Juventón). La totalidad nos da la impresión de unos singulares “ejercicios de ideas” antes de la publicación (o, también, durante el trabajo) del opus magnum, de una “novela sobre la creación de la novela”, de Ferdydurke. La continuación de esta polémica podemos encontrarla también en el mismo contenido de Ferdydurke.8

Este “traspaso” de motivos entre Ferdydurke y polémicas se desarrollaba en dos direcciones, y no solamente en polaco. Por ejemplo, en Ferdydurke podemos leer:

Por fin, ¿somos nosotros los que creamos la forma o más bien es ella la que nos crea? Nos parece que somos nosotros los que construimos; es un espejismo, en la misma medida estamos construidos por la construcción. Lo que has escrito implica el sentido ulterior, la obra no nace de ti, tú querías escribir esto, pero te salió una cosa completamente distinta. (Ferdydurke: 86)

Esta imagen Gombrowicz la utilizaría diez años más tarde, varios meses después de la publicación de la edición argentina de Ferdydurke, en la revista efímera Aurora, en el texto “Clarita frente a la perra vida”:

Otra costumbre muy aburrida es la de la excesiva Responsabilidad por la Palabra. (El autor) estaba escribiendo a máquina la primera frase de su novela “EL MUCAMO PREGUNTÓ A MATILDE SI HABÍA ORDENADO LLAMAR EL COCHE Y ELLA QUISO CONTESTARLE PERO” mas en vez de “pero” por un simple error salió “PERRO”… Otro literato con menos fuerza de carácter hubiese sencillamente corregido el error; no así Pereiro quien, consciente de su alta misión, no vaciló en aceptar la plena responsabilidad por la palabra (lo que conllevó la siguiente serie de caracteres): ¡Lococo! ¿¿Cococo! Cococococo… xcteiugbjndloemxevgzy % 35 muhsfeytrbolpitiu… Ya veis a qué conduce la excesiva Responsabilidad por la Palabra. (Gombrowicz, 1947)

“Obra en progreso”: la lectura influye en el que escribe

Para terminar me gustaría reflexionar sobre qué importancia tendría para los filólogos la demostración de la tesis de “retroalimentación” entre una obra literaria en concreto y los métodos de recepción de esta, lo cual conlleve modificaciones en el contenido de la obra bajo la influencia de la crítica. Asimismo, querría presentar una nueva perspectiva de investigación de Ferdydurke.

Si pudiera defenderse la tesis de que el autor de Ferdydurke entra en el diálogo con el lector, y de que este diálogo afecta al contenido de la novela; si admitiéramos que Gombrowicz empezó a escribir su sucesiva obra bajo la influencia de las críticas de la obra anterior y que realmente se puso a escribir Ferdydurke en reacción a la recepción de Memorias del tiempo de la inmadurez, en otras palabras: si hubiera actualizado el contenido de su obra literaria influenciado por las críticas y polémicas, entonces nos encontraríamos con una obra “en progreso” que siempre quedaba “no concluida” por el autor.

Tal situación conllevaría interesantes perspectivas de investigación, así como consecuencias para las ediciones de la novela.
Maria Prussak en su memoria elaborada para el Congreso de Polonistas en Cracovia en 2005 escribió:

Si (…) como base se elige la edición sucesiva, considerada como la mejor, o bien la última edición de autor de una obra temprana, no se puede desatender la cuestión de cronología y de dinámica del desarrollo de la creación de un escritor, así como de su lugar en el mundo literario de sus tiempos. También habría que preguntar qué texto constituía base de la recepción crítica (o, en su caso, histórico-crítica). Así pues no se puede evitar la pregunta si el editor es capaz de enfrentarse a la “obra en movimiento”, un texto existente en varias y bien distintas redacciones. (Prussak, 2005: 458-459)

En particular, tal situación se refiere a los textos que –como Ferdydurke– han despertado vivas reacciones:

Las obras publicadas en la vida del escritor entraban en la circulación literaria, originaban reacciones de los lectores y críticos, podían provocar al autor a responder, polemizar o explicar –escribía Roman Loth–. También podían influir en el desarrollo posterior de su creación: provocar palinodias, modificar juicios, inspirar comportamientos creativos. (Loth, 2006: 40)

Así fue en el caso de la primera edición polaca de Ferdydurke.9 Sin embargo, me gustaría que presten su atención en la existencia de tal posibilidad también en la edición argentina de Ferdydurke. Desgraciadamente, aún no sé hablar español, solo conozco la leyenda de la traducción de Ferdydurke en un café. Me parece que la investigación de la influencia de la crítica (opiniones de los colaboradores de la traducción, reseñas y polémicas) en la forma definitiva del texto de la edición argentina, supervisada de alguna manera por el autor, traería una interesante perspectiva de investigación a los gombrowiczólogos, filólogos, teóricos de literatura o especialistas en literatura comparada.

Me gustaría falsificar mi hipótesis, limitada ahora solamente al alcance polaco: ¿actualizaba Gombrowicz el contenido de Ferdydurke según lo que le llegaba de las críticas y de los lectores? ¿Adaptaba la narración, los símbolos en ella presentes, las señas características y el vocabulario al lector argentino tal como al polaco? Como hemos visto, Gombrowicz efectuó tal actualización en la segunda edición polaca, publicada veinte años después de la primera edición, en circunstancias bien distintas, en una Polonia comunista. De ahí viene mi pregunta: ¿es posible demostrar la existencia de esta estrategia de autor en el caso de las ediciones de la novela de Gombrowicz en otros idiomas, elaboradas bajo su control (con su cooperación directa, como en el caso de la edición argentina, o en forma de instrucciones para los traductores a los idiomas que conocía, por ejemplo, al francés)?
Ferdydurke como obra en progreso, una polémica incesante, una obra maestra, pero con la intención del autor de hacer arraigarla en un mundo que el lector conozca directamente: ¿esta aspiración se nota solamente en las ediciones polacas, o también en las españolas y francesas?

Espero que mi texto abra una nueva perspectiva a la investigación de las obras de Gombrowicz.

Citas

1 “Como si me hubieran bailado encima de la cara. Retrocedí, atontando en mi temor. Una especie de confusión… Por primera vez experimenté en mi propia piel la crítica literaria que, por desgracia, en su porcentaje preponderante es y seguirá siendo un rebuzno, notabene un rebuzno a través del megáfono (de la prensa). De repente toda la peor chusma intelectual y artística de Varsovia –unas decentes tías culturales, unos maestros, unos conocedores, unos sabelotodos y ‘guardias de los valores’, todo esto pagado a tanto la línea– empezó a imponerme sus juicios, precipitados, superficiales, bondadosos y tonticos. Fui objeto, no podía defenderme”, escribía Gombrowicz (negritas mías).

2 Museo de Literatura Adam Mickiewicz de Varsovia, ref. 5460.

3 Una idea parecida acerca de esta interpretación está presente en uno de los trabajos que se está elaborando en el Instituto de Estudios Literarios de la Academia Polaca de Ciencia, la tesis doctoral de Teresa Winek, dedicada a las ediciones de Pan Tadeusz. De manera independiente, dedicándonos a las obras literarias de otras épocas, hemos llegado a similares conceptos metodológicos.

4 Citas según la edición príncipe polaca de Ferdydurke.

5 Quiero evitar clasificaciones de las obras tempranas de Gombrowicz que se sitúan entre la literatura “pura” y el periodismo, ya que esto llevaría el curso de las reflexiones a las zonas distintas que las aquí analizadas; además, la misma clasificación genealógica de estos textos “minorum Gentium” desde el punto de vista de los análisis aquí desarrollados no tiene importancia. Muchos investigadores definen los textos tempranos de Gombrowicz, en su globalidad, como folletines, lo que despertó dudas de Michał Głowiński (2002: 137).

6 Nota bene, tal vez un acontecimiento real fuera impulso para que Gombrowicz escribiera el texto. Por aquel entonces el departamento literario de Gazeta Polska estaba dirigido por Juliusz Kaden-Bandrowski, cuya crítica de Memorias del tiempo de la inmadurez Gombrowicz la recordaba con disgusto. En la semana anterior a la publicación del texto de Gombrowicz una de las respuestas decía: “Z. G. Varsovia (…) si uno no sabe qué escribir, es difícil escribir bien; ya que no se sabe lo que se quiere escribir. Así que aconsejamos –sin entrar en la evaluación artística de los fragmentos recibidos– bien darse cuenta, detalladamente, de lo que quiere escribir usted. O, quizás, ¡¿usted no quiere escribir nada?!”. Respuestas del departamento literario, Gazeta Polska No 77 (18/334). Pág. 9.

7 Analizando la creación autotemática de Ferdydurke podemos arriesgar la opinión de que estamos observando el germen del Diario.


8 La alusión a Schulz está, tal vez, escondida en los fragmentos que muestran la postura de Pepe hacia la colegiala:

“Su siervo y esclavo.
… Respondí inclinándome ante ella:
–Siervo de la estimada señora”.
En la polémica con Schulz, Gombrowicz escribía: “Dándote rienda suelta a tus inclinaciones masoquistas, te humillarás y te pondrás a los pies de la saciada esposa del médico. De esta manera, por lo menos, podrías utilizar a la mujer y obtener de ella un placer a su contra” (Carta abierta, pág. 210).
Entre otros, sobre esta figura en la obra de Schulz, véase: Panas y Bianki (2006).

9 Aquí vemos que determinar la base editorial de la edición polaca de Ferdydurke –una obra marcada por polémicas, actualizada por parte del autor– es una tarea difícil, si no imposible al entender tradicional de la edición crítica. “La cuestión básica ya no se refiere a llegar a las intenciones creativas del autor –escribía Maria Prussak–. Ahora mejor preguntar, ¿cómo transmitir esta inestabilidad de la obra de manera accesible para el lector?, ¿cómo editar estas obras, para no borrar la dinámica de la creación del texto?”.

Bibliografía

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Garbal, Łucasz (2010). Ferdydurke. Novela biográfica. Cracovia: s/e.

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Para leer El fantasma de Gombrowicz recorre la Argentina completo, pasen por acá.