Witold Gombrowicz y Rodolfo Kusch. Anverso y reverso de una búsqueda crítica a la racionalidad moderna.

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Witold Gombrowicz y Rodolfo Kusch. Anverso y reverso de una búsqueda crítica a la racionalidad moderna

Seguimos adelantando las actividades del Congreso, para el que cada vez falta menos. Vayan agendando: el viernes 8 de agosto Martín Lavella va a estar exponiendo a las 14:15hs sobre Gombrowicz y la filosofía moderna, en la sala Augusto Cortazar. Por acá pueden leer un resumen de su ponencia y, más abajo, sus respuestas a nuestro cuestionario sobre Gombrowicz.

Es importante remarcar que todas las actividades de la Biblioteca Nacional son de entrada libre y gratuita y que no requieren de ningún tipo de inscripción.

 

Witold Gombrowicz en su Diario Argentino narra tres escenas que suceden en la ciudad de Santiago del Estero en el invierno de 1958. Allí se encuentra una íntima búsqueda de la esencia de la ‘belleza’. Además, hace consideraciones sobre política, estética y moral. En la última de las escenas, hace referencia al concepto hegeliano de ‘quantité négligeable’. Dicha noción forma parte del cuestionamiento a la dialéctica hegeliana de los años 50’-60’. En la revista Dimensión, dirigida por Francisco René Santucho, Rodolfo Kusch publica el Hedor de América, que después se transformará en la introducción de América Profunda, donde se cuestionan los alcances de la razón occidental a través de la oposición conceptual entre “hedor” y “pulcritud”. Mostraremos la complementariedad de ambas reflexiones, que configuran el anverso y el reverso de una crítica de la filosofía moderna.

 

Siete preguntas inmaduras

1. ¿Cómo descubriste a Gombrowicz? ¿Cuál de sus libros preferís?

Descubrí a Gombrowicz a través del libro de Horacio González, Restos pampeanos. Un tiempo después, encontré en una librería una edición del Diario Argentino. Revisando había algunos comentarios sobre su paso por mi ciudad natal, Rosario. Después llegué a Ferdydurke y, sobre todo, el Curso de filosofía en seis horas y cuarto.

2. ¿Por qué leer a Gombrowicz?

La pregunta quedaría mejor formulada de la siguiente manera ¿Porqué no leer a Gombrowicz? Cuando me encontré con su Diario Argentino, fui a leer de primera mano, aquello que González había reseñado de la relación con Francisco René Santucho, en su paso por Santiago del Estero. Y terminé leyendo varios textos más tanto de Gombrowicz como del momento cultural de los 50’-60’ argentinos.

3. ¿Qué le recomendarías a alguien que encuentra a Gombrowicz por primera vez?

Mi recomendación sería que ya que lo encontró, que no lo suelte. Hay encuentros y desencuentros, y hay encuentros afortunados. Como con  la literatura de Gombrowicz, no se puede permanecer indiferente al tal encuentro.

4. ¿Cómo creés que se lee a Gombrowicz en tu país?

Se lo lee menos de lo que debería, teniendo en cuenta que pasó dos décadas en nuestro país, siendo ya un escritor consagrado mundialmente.

5. ¿Es posible definir una identidad en Gombrowicz?

Creo que en su escritura si hay un concepto o una idea que se critica, es la de identidad. Podría afirmar que hay una búsqueda de la no-identidad, o de lo diferente. Creo que hay una gran búsqueda filosófica con la cuestión de la identidad y esta tesis es de lo que voy a hablar en el Congreso, es decir, las maneras en que Gombrowicz establece una experiencia con lo diferente, desde su lugar de escritor y de un escritor que reflexiona apasionadamente sobre cómo en esa experiencia se aborda la cuestión de lo no-identitario, lo diferente. Y también cómo acierta y fracasa en esa búsqueda.

6. ¿Qué significa hoy ser joven? ¿E inmaduro?

Ser joven siempre fue un problema en Argentina, hasta se podría decir, exagerando un poco, una tragedia. En mi caso personal, en los tiempos cronológicos de mi juventud, los 80’ y 90’, formé parte de la mal denominada: generación X. Esa X que iba a tiempo con los finales de las historias y las ideologías. El pensamiento del poder, el pensar institucionalizado, haciendo una errónea generalización, siempre tuvo dificultades en captar qué representa la juventud en cada época y relacionarse con ella. Por ello, es importante leer la mirada de Gombrowicz sobre la inmadurez tomada como valor. Es como aquella denostativa X, que era pura promesa, la de aquellos que no queríamos ser como los “viejos vinagres” que nos rodeaban.

7. Antes de partir nuevamente hacia Europa, Gombrowicz le dijo a sus amigos en el puerto de Buenos Aires que mataran a Borges. ¿Esa frase es vigente en la actualidad? ¿Cómo se podría matar a Borges en el siglo XXI?

En mi relación personal con Borges, con su literatura, ya estaba “muerto” en el sentido de Gombrowicz. Es decir, no tuve que matarlo, porque ya se había muerto. Nunca fue un bronce en mis experiencias literarias, lo que permitió que mi relación con la mismas haya podido admirar la dimensión de su calidad literaria, y recibir los temas borgeanos sin el peso específico que tienen y tendrán para las generaciones que me precedieron. Para concluir y hacer una pequeña relación con Gombrowicz, Borges nunca fue joven.

 
Lavella