GOMBROWICZ VISTO A TRAVÉS DE PEER GYNT DE IBSEN Y LAS TEORÍAS DE RENÉ GIRARD, Philippe Prunet

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GOMBROWICZ VISTO A TRAVÉS DE PEER GYNT DE IBSEN Y LAS TEORÍAS DE RENÉ GIRARD

Philippe Prunet

Traducción: Silvana Gaeta y Carolina Castro

Tanto Gombrowicz, en sus ficciones y comentarios, como Ibsen, en su obra dramática, y René Girard, con sus teorías literarias y antropológicas, plantean la pregunta de la ipseidad: la cuestión de ser uno mismo. Así, podemos releer Peer Gynt de Ibsen a través de las nociones de forma y de inmadurez desarrolladas por Gombrowicz, o incluso abordar la obra a través de las nociones de deseo mimético, de crisis de indiferenciación o de chivo expiatorio presentadas por René Girard. Más allá de Ibsen, se debe acercar de forma más directa la obra de Gombrowicz y las teorías de René Girard.

Ahora bien, más que afirmar una ipsedad real, Gombrowicz, Ibsen y René Girard insisten en la dificultad, en la imposibilidad de ser sí-mismo. En su primer ensayo, René Girard compara la afirmación de un “yo” o de una individualidad auténtica e independiente a una ilusión romántica (Girard, 1961). Esta se expresa en la noción de deseo mimético según la cual nunca hay deseo espontáneo por sí mismo, sino siempre por mediación de un modelo que formatea el comportamiento desde el exterior: ya sea como una mediación novelesca, como cuando Don Quijote inspira su comportamiento en las novelas de caballería de la Edad Media; ya sea como una mediación puramente humana, lo que Gombrowicz llamaría lo interhumano, también denominado forma, y que el psiquiatra Jean-Michel Oughourlian (2007) designa como relaciones interdividuales.

En su ensayo sobre Shakespeare, Girard (1990) evoca el caso de Dos gentilhombres de Verona donde dos amigos se toman como modelos el uno al otro y se enamoran de la misma mujer. En Troilo y Crésida, es la mediación del alcahuete Pandarus la que crea el acercamiento de los dos personajes epónimos de la pieza. Si nos atenemos a las relaciones amorosas, en “El matrimonio” de Gombrowicz, el personaje de Henri ve avivada su atracción hacia Margot por el deseo de otro (Jeannot), cuyo comportamiento él mismo ha inspirado:

Mira por ejemplo lo que me ha pasado recientemente. Esto les ha unido (Jeannot y Margot) de cierto modo, les ha arrimado el uno al otro, les ha multiplicado el uno por el otro –aún más, ha injertado tu persona a su persona –y ha hecho de ustedes algo que me excita… que me embriaga tan fuertemente que –amenaza– nada podrá impedir que me case con ella. (Gombrowicz, 1994: 114)

Así, encontramos en Gombrowicz, el modelo mimético de René Girard con la idea de una mediación necesaria. El vocabulario utilizado por Gombrowicz converge con el vocabulario girardiando a través de las nociones de relación de rivalidad y de modelo- obstáculo. Henri declara más adelante:

Sin embargo, ¿quién sabe si un hombre… un hombre en general, puede enamorarse de una mujer sin la participación, sin la mediación de otro? Posiblemente, en general, el hombre no siente de otra manera el fin sino a través de otro hombre. ¿Puede que sea otra forma de amor? Antes era de a dos, y ahora es de a tres. (Gombrowicz, 1994: s/p)

Los ejemplos de mediación amorosa son múltiples en la obra de Gombrowicz. En Ferdydurke, el narrador Jojo es atraído hacia una chica moderna por mediación del profesor Pimko. En Trans-Atlántico es Gombrowicz quien hace de árbitro entre un joven de buena familia y un puto. En Pornografía dos adultos buscan acercarse a dos adolescentes de los cuales han notado la semejanza. En Los hechizados es la semejanza la que empuja narcisistamente a Walczak y Maya el uno hacia el otro. Así, se afirma un hechizo, positivo o negativo, a través de un juego de mediaciones que va en el mismo sentido, de una forma dominante que predomina sobre los otros. Esto que concierne a las relaciones amorosas, Gombrowicz lo aplica también al campo literario: así, habla del “hechizo del pueblo entero” cuando evoca la influencia en Polonia del escritor Sienkiewicz (Gombrowicz, 1989: 212) en detrimento de las nuevas formas literarias y de pensamiento:

Estos sellos puestos sobre nuestra imaginación han hecho que vivamos nuestro siglo sobre otro planeta y que poca cosa del pensamiento contemporáneo haya llegado hasta nosotros.

Más generalmente, el Cosmos de Gombrowicz será un universo de mediaciones infinitas, creadoras de formas, en combinaciones múltiples, deseadas o azarosas, pasajeras o durables –mezclando elementos humanos, físicos, naturales o artificiales– y que condicionan los comportamientos humanos.

A las formas que se imponen, Gombrowicz opone la noción de inmadurez: un estado que no está todavía completamente fijado, definido, deformado por las formas exteriores y que permite afirmar una personalidad aún auténtica. A la superioridad de la Forma cuando se expresa, Gombrowicz opone la inferioridad de algo que no está completamente maduro en su expresión. Si se hace un paralelo entre Ferdydurke y Peer Gynt, se encuentra aquí a dos personajes que, de fuga en fuga, intentan escapar a la realidad deformante de seres y cosas que encuentran para preservar su individualidad. “Probar que he sido yo mismo toda mi vida, ¿no es este el debate?”, declara Peer Gynt al final de la pieza. Ahora, desmontando las diferentes etapas de su existencia como capas de cebolla, Peer Gynt toma conciencia de que no ha hecho sino sufrir mediaciones sucesivas sin encontrar el corazón de la cebolla, el corazón de su personalidad. Gombrowicz, en sus entrevistas con Dominique de Roux, confiesa, por su parte, que incluso si ha buscado constantemente imponer su personalidad, ha sido compuesta y evolutiva:

Bueno, ya lo sabemos Dominique, yo era un aglomerado de mundos diversos, ni carne ni pescado. Indefinido. Solo aquello que sobrevivía paso a paso y quien me hubiera espiado en todos mis contactos podría haberse dado cuenta hasta que punto yo era un camaleón. Según el lugar, los individuos, las circunstancias, yo era sabio, tonto, primitivo, refinado, taciturno, conversador, inferior, superior, plano o profundo (…) Era todo. ¡Qué falta de madurez! (Gombrowicz, 1990: 60)

Pero lo que determina la personalidad de los individuos, no es forzosamente todas las formas institucionales y colectivas que se les imponen (la nación, la familia, la cultura, la poesía, todas formas sobre las cuales Gombrowicz lanza una mirada crítica), son también todas las formas de azar que se constituyen y evolucionan al grado de reencuentros, pero que pueden también fijarse bruscamente en un orden de exclusión. En esta lógica, Peer Gynt está ubicado sin cese en una posición de chivo expiatorio que debe emprender la huida para evitar ser linchado. Los personajes de Witold Gombrowicz se encuentran, en cuanto a ellos, más bien atrapados en situaciones ridículas donde son los que pagan el pato. Así, en su texto “Risum teneatis”, Gombrowicz relata cómo durante una comida con intelectuales de la comunidad polonesa en Argentina es arrastrado por las risas de sus comensales después de haber sido echado por ellos. En el curso de una crisis de indiferenciación donde él intenta desmarcarse, Gombrowicz es refundido en la masa y reatrapado por la forma colectiva de reír.

 

Bibliografía

Girard, René (1961). Mentira romántica y verdad novelesca. París: Grasset.

—– (1990). Shakespeare. Los fuegos de la envidia. París: Grasset.

Gombrowicz, Witold (1989). “Sienkiewicz”, en Varia II. París: Bourgois.

—– (1990). Testamento. París: Belfond.

—– (1994). El casamiento. París: Bourgois.

Oughourlian, Jean-Michel (2007). Génesis del deseo. París: Carnets Nord.

Prunet, Philippe (2009). “Sic transit gloria mundi o la revelación mimética” / “La ventana indiscreta”. goo.gl/Zrh4ox

Para leer El fantasma de Gombrowicz recorre la Argentina completo, pasen por acá.