Gombrowicz en El lagrimal trifurca

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Gombrowicz en El lagrimal trifurca

La revista El lagrimal trifurca, en su segundo ejemplar (julio-septiembre 1968), publicó el relato El banquete, que aparece en el libro de cuentos Bakakai. El cuento se publicó con un texto de introducción firmado por un tal E. E. G., que, dicen, puede ser Elvio Gandolfo, director de la revista por ese entonces. Por acá les dejamos ese texto introductorio:

http://cuadernodetrabajo.wordpress.com/2008/05/03/witold-gombrowicz-en-el-lagrimal-trifurca-cuatro-decadas-atras/

 

Como todo creador de importancia, Witold Gombrowicz tiene en su obra un eje central que la recorre: la contradicción entre la inmadurez esencial del ser humano y la forma que la sociedad y las relaciones interpersonales exigen a esta inmadurez. En todas sus obras (especialmente en Ferdydurke) esta contradicción desata una reacción en cadena incontrolable, que termina generalmente en un caos en donde el imitar determinadas actitudes o normas sociales termina por hundir el conjunto de personajes en una anarquía extrañamente lógica, que no tiene nada de liberadora o espontánea, sino que está regida por la frustración más bochornosa. Valgan como ejemplo el crecimiento acelerado de la inmadurez de los alumnos de Ferdydurke, justamente cuando tratan de borrar la impresión de madurez misma, o la avalancha delirante de reacciones que hace de “Filimor forrado de niño” (incluido en Ferdydurke) el fragmento en que Gombrowicz ha logrado con más concentración y potencia su particular visión. Es notable también como a medida que sube la escala social sube también en la obra de Gombrowicz el grado de contradicción. Se percibe fácilmente que los personajes menos encumbrados saldrán de la reacción en cadena y oscilarán entre la inmadurez y la forma en distintos grados; mientras que en los nobles la contradicción es intrínseca y casi permanente, bastando un pequeño asomo de inmadurez en medio de la rígida construcción de formas que los sustenta, para que las relaciones se enrarezcan hasta llegar a cualquier extremo (la impotencia final de Ferdydurke, la obscenidad en el cuento “Virginidad”, el asesinato colectivo en “El banquete”).

Witold Gombrowicz nació en Polonia en 1904. En 1939 una agencia marítima lo invitó a viajar a la Argentina. La segunda guerra mundial lo obliga a permanecer en nuestro país, donde reside 24 años (1939-1963). Es cuidadosamente ignorado por los medios de difusión y escritores del ambiente literario. Sólo un reducido número de jóvenes lo conocen y celebran. La publicación de Ferdydurke en Europa, la representación exitosa de sus obras de teatro Iwona y El casamiento, el reciente Premio Internacional de Literatura y el descubrimiento de sus anticipaciones al existencialismo sartreano, hacen que se comience a aceptar a regañadientes a este inmaduro que escribió en su diario: “¿cuáles eran las posibilidades de comprensión entre esta Argentina intelectual, estetizante y filosofante, y yo? A mí me fascinaba en este país lo bajo, y eso era lo alto. A mí me hechizó la oscuridad de Retiro, a ellos las luces de París. Por eso la corrección del arte argentino, su aire de buen alumno, su buena educación, era para mí testimonio de impotencia frente a su propia realidad. Prefiero una gaffe, una equivocación, hasta suciedad, pero creadoras”.

En castellano hay tres libros traducidos hasta el momento. Dos novelas: Ferdydurke, La seducción; y su Diario argentino, el primero en Seix-Barral y los dos últimos en Sudamericana. Existe también un amplio material desperdigado en revistas, en nuestro país especialmente en Eco Contemporáneo, que publicó trabajos de o sobre Gombrowicz en varios números. La presente traducción de “El banquete” apareció en la revista cubana Ciclón, de junio de 1954, y fue realizada posiblemente por Virgilio Piñera.

 

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