Gombrowicz en Corrientes

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Gombrowicz en Corrientes

Darwy Berti leyó la Autobiografía sucinta de Gombrowicz y escribió para el diario digital Momarandu unas líneas sobre las andanzas del polaco en Goya. 

Durante esos veinticuatro años en Argentina visitó Corrientes en alguna oportunidad. En su famoso “Diario Argentino” da cuenta –por ejemplo- de su periplo goyano.

Nosotros ya nos ocupamos de ese “Diario Argentino” el 21 de noviembre de 2004, en oportunidad de su publicación en castellano, en una nota titulada “Corrientes vista por Witold Gombrowicz”. Esa nota fue publicada en nuestra sección “Lugares” del diario de los Romero Feris. También la revista “Nuevo Libre”, de los Abelenda, se ocupó de las andanzas de Gombrowicz en Corrientes.

En “Lugares” nosotros hablábamos de dos polacos ilustres que visitaron Corrientes en el pasado siglo veinte: Gombrowicz y Karol Wojtyla alias Juan Pablo Segundo. De Gombrowicz citábamos algunos pasajes de su “Diario”, como los que siguen:

“Ayer a las ocho de la noche pasé de un barco a una lancha que me condujo al puerto de Goya, uno de los nombres que al verlos en el mapa, excitan nuestra curiosidad.

¿Goya? ¿Qué puede ser eso?… Goya, pueblito llano… Un perro, un bodeguero en el umbral de una tienda. Un camión rojo. Sin comentarios. Incapacidad de glosarlos. Las cosas aquí son como son. Aquí me tienen. ¿Por qué aquí? ¡Si alguien me hubiese dicho hace unos años en Malozyce que yo iba a estar en Goya!”

“Me estoy haciendo a mi mismo visitar Goya, como si fuera una persona desconocida, la detengo en la esquina, la siento en una silla en un café, la hago cambiar palabras sin importancia con un interlocutor casual y escucho mi voz… Fui al Club Social y tomé café. Conversé con Genaro. Fui en jeep con Moto al aeropuerto. Trabajé en mi novela… Un perro que duerme. Una bicicleta apoyada en la pared…”

Seis años después de esta cita en “Lugares”, ayer mismo, volvió a caer en nuestras manos otro libro de Gombrowicz: “Autobiografía sucinta. Correspondencia”. En este libro editado por Anagrama y que viene con la edición dominical del diario “Página 12”, este polaco snob vuelve a interesarse por Corrientes. Por esta Corrientes nuestra que le hizo el efecto de “la primera dosis de una droga” a otro novelista célebre: Graham Greene, según nos confesó durante una entrevista.

Gombrowicz escribe aquí, en otro tramo de su “Diario”, fechado en 1958: “Cuando me cruzo con un rebaño de vacas, vuelven sus hocicos hacia mí y me siguen con la mirada hasta que desaparezco. Igual como en la casa de los Rússovich, en Corrientes. Pero entonces no me preocupaba, mientras que ahora, gracias a “la vaca que me ha visto”, estas miradas me parecen visionarias… La vaca. ¿Cómo debo comportarme ante una vaca?”.

La pregunta queda flotando. Además de la mirada de la vaca, Gombrowicz echa ahí una mirada sobre sí mismo. En esta “Autobiografía sucinta” informa que nació en Malozyce, a 200 kilómetros de Varsovia, el 4 de agosto de 1904 y que fue educado en la religión católica. Informa también que en 1941, aquí entre nosotros los argentinos, tiene “experiencias homosexuales con muchachos de los barrios bajos bonaerenses”. Además informa que “Juega mucho al ajedrez en el café Rex”. Informa asimismo que tiene “amoríos con la hija de un poeta”.

Nosotros, antes de cerrar este libro de confesiones, nos preguntamos quién será ese poeta. (¿Bernárdez?). Cerramos el libro de Gombrowicz y se lo pasamos a Alcides Romero, el dueño de “El Mariscal”, para que agregue esta “Autobiografía” a la biblioteca “Juan José Folguerá”, que funciona en este café. Quizá conviene leerla para conocernos mejor.